martes, 18 de marzo de 2014

DULCE ET DECORUM EST



Encorbados como viejos mendigos bajo sus hatos,
renqueando, tosiendo como brujas, maldecíamos a través del lodo,
hasta darle la espalda a las llamas que nos seguían
y  empezamos a caminar hacia un descanso remoto.
Los hombres marchaban dormidos. Muchos habían perdido sus botas
pero abrumados avanzaban calzados de sangre. Todos cojos, todos ciegos;
borrachos de fatiga, sordos incluso al silbido
de los cansados cañones que disparaban detrás nuestro.

“¡Gas, gas! ¡Rápido, muchachos!”; un éxtasis de torpeza,
poniéndonos las máscaras justo a tiempo;
pero alguien aún pedía ayuda gritando y tropezando
como si estuviera ardiendo en llamas, o en cal viva…
Borroso, tras  los empañados cristales y de una verde luz espesa,
como en un mar verde, le vi ahogarse.


En todas mis pesadillas, ante mi impotente mirada,
se abalanza sobre mí, boqueando, agonizando, asfixiándose.

Si en algún sofocante sueño tú también puedes caminar
tras la carreta en la que lo pusimos,
 y ver sus blancos ojos que se le retorcían
y su cara que colgaba como un demonio harto del pecado.
Si pudieras escuchar a cada traqueteo el gorgoteo de la sangre                       vomitada por pulmones de espuma corrompidos,
obceno como un cáncer, nauseabundo como el excremento
de horrorosas, incurables llagas, en unas lenguas inocentes.

Entonces amigo mío, no dirías con tanto entusiasmo
 a los ardientes jóvenes sedientos de gloria,
la vieja mentira: “Dulce et decorum est pro patria mori”.



WILFRED OWEN, nació el 18 de marzo de 1893, en Inglaterra









No hay comentarios:

Publicar un comentario