miércoles, 23 de abril de 2014

LIBROS



-Este lugar es un misterio, Daniel, un santuario. Cada uno de los libros que ves, cada uno de estos volúmenes, tiene alma. El alma de quien lo escribió, el alma de quienes lo leyeron, y lo vivieron y lo soñaron. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien deja que su mirada se deslice por sus páginas, su espíritu crece y se fortalece. Hace ya muchos años, cuando mi padre me trajo aquí por primera vez, este lugar ya era viejo. Quizás tan viejo como la ciudad misma. Nadie sabe a ciencia cierta desde cuando existe, o quien lo creó. Te diré lo mismo que mi padre me dijo a mí. Cuando una biblioteca desaparece, cuando una librería cierra sus puertas, cuando un libro se pierde en el olvido, los que conocemos este lugar, los guardianes, nos aseguramos que llegue aquí. En este lugar, los libros que ya nadie recuerda, los libros que se han perdido en el tiempo, aquí viven para siempre, esperando llegar algún día a las manos de un nuevo lector, de un nuevo espíritu. En la tienda, nosotros los vendemos y los compramos, pero de hecho, los libros no tienen dueño. Cada uno de los libros que ves aquí ha sido el mejor amigo de alguien. Pero, ahora, sólo nos tienen a nosotros, Daniel. ¿Crees que podrás guardar este secreto?

Mis ojos se perdieron en la inmensidad de ese lugar, en su claridad encantada. Dije que sí con la cabeza y mi padre sonrió. 

- ¿Y sabes que es lo mejor de todo? –preguntó.

Negué en silencio.

-Hay una costumbre que la primera vez que alguien visita este lugar escoja un libro, el que quiera, y lo adopte, asegurándose que no desaparecerá jamás, que siempre se mantendrá vivo. Es una promesa muy seria. Es para toda la vida. Y hoy te toca a ti.



Hoy 23 de abril:
Día Mundial del Libro




2 comentarios:

  1. Creo que casi todos hemos caído en el Cementerio de los Libros Olvidados. Recuerdo la lectura con placer que es cierto fue decayendo a medida que avanzaba la tetralogía
    Besos

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    1. Fue una delicia y un no poder parar de leer, cuando llegó este libro a mis manos; que sino hubiera sido por la insistencia de Piedad lo más probable es que por mi mismo jamás lo hubiera escogido. Así ha pasado con los siguientes.
      Un abrazo

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