domingo, 31 de agosto de 2014

BAUDELAIRE




EPÍGRAFE PARA UN LIBRO CONDENADO

Lector apacible y bucólico,
ingenuo y sobrio hombre de bien,
tira este libro saturniano,
melancólico y orgiástico.

Si no cursaste tu retórica
con Satán, el decano astuto,
¡Tíralo! nada entenderás
o me juzgarás histérico.

Mas si de hechizos a salvo,
tu mirar tienta el abismo,
léeme y sabrás amarme;

Alma curiosa que padeces
y en pos vas de tu paraíso,
¡Compadéceme!... ¡O te maldigo! 





EMBRIÁGUENSE

Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: esta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.

Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.

Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán: 

"¡Es hora de embriagarse!" 

Para no ser los esclavos martirizados del tiempo,
¡Embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. 




CHARLES PIERRE BAUDELAIRE, murió el 31 de agosto de 1867, en París

 



 

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