viernes, 31 de octubre de 2014

HALLOWEEN



¿Y usted, doctor, cree de verdad en la Santa Compaña?
Creo en la Santa Compaña, porque la he visto. No es un tipismo. De estudiante, una noche, fui a hurgar en el osario que hay cerca del cementerio de Boisaca. Tenía un examen y necesitaba un esfenoide, un hueso del cráneo muy difícil de estudiar ¡El esfenoide, que maravilla, con su forma de murciélago con alas! Escuché alguna cosa que no era ruido, como si el silencio cantara gregoriano. Y he aquí, delante de mis ojos una hilera de fuegos fatuos. Allí había, y perdonadme la pedantería, los restos ectoplasmados de los difuntos.
La disculpa era innecesaria, porque todos entendían que quería decir. Lo escuchaban atentamente, a pesar que el gesto de las miradas iba de la total entrega a la incredulidad.
¿Y qué?
Nada. Tenía a mano el tabaco, por si me lo pedían. Pero pasaron de largo como motoristas silenciosos.
¿Hacia dónde iban?, preguntó con inquietud Dombodán.
El doctor Da Barca se lo miró con seriedad, como si ante él, quisiera hacer desaparecer cualquier sombra de cinismo.
Hacia la Eterna Indiferencia, amigo mío.
Pero al finalizar, apreciando el malestar de Dombodán, corrigió con una sonrisa: En realidad, creo que se dirigían hacia Santo Andrés de Teixido, onde vai de morto quen non foi de vivo. Sí, creo que se dirigían hacia allí.


Hoy 31 de octubre:
Noche de Halloween




jueves, 30 de octubre de 2014

LOCURA TRANSITORIA



Estar enamorado no es amar, porque amar es un sentimiento y estar enamorado es una pasión.
Las pasiones, por definición, son emociones desenfrenadas, fuertes, absorbentes, intensas y fugaces como el destello de un flash, capaces de producir transitoriamente una exaltación en el estado anímico y una alteración de la conciencia del mundo del apasionado.
Este caos emocional tiene, lamentablemente y afortunadamente, una duración muy corta. Lamentablemente, porque mientras lo vivimos nos gustaría permanecer en la fascinante intensidad de cada una de las vivencias. Y afortunadamente porque, quizás, nuestras células explotarían si este estado se prolongara demasiado tiempo.
Inmerso en esa pasión perturbadora, nadie puede hacer otra cosa que no sea sentir, pensar o recordar a la persona de la cual está enamorado.
Se trata pues de un estado fugaz de descentramiento (uno cree que el centro de la vida de uno es el otro), una especie de locura transitoria que se cura sola y, en general, sin dejar secuelas.
Amar, en cambio, es fantástico porque, si bien no tiene la intensidad de las pasiones, posee una profundidad de la que el enamoramiento carece.



JORGE BUCAY, nace el 30 de octubre de 1949, en Buenos Aires




lunes, 27 de octubre de 2014

LA HUMANIDAD DEL MAÑANA



Lo que nace, como lo que muere, está regulado por leyes. Sin embargo, ciertos hombres que tienden a reglamentarlo todo, creen extrañamente que la cosa más importante, la vida, puede depender de circunstancias fortuitas. Hay un signo que cada uno lleva consigo, un signo invisible para los ojos de los hombres, pero bien claro para quien desde los planos más altos gobierna la vida. Esto es lo que hace a cada uno distinto de cualquier otro. Este signo, que cada uno lleva en sí, es la carga del propio destino, formado por las acciones realizadas. Es una luz exclusiva y particular, clara a la vista e imposible de ser ofuscada por cualquier otra.

Esta luz personal, que es el grado de espiritualidad de cada uno, puede ser modificada. El elemento más importante para que se opere tal modificación es la actitud interior hacia los hechos de la existencia. Quien responde al odio y a la violencia de igual manera, se coloca en el mismo plano negativo y está pues sometido a todos los contragolpes. Entonces será dañado, como será igualmente dañado quien tiene miedo, produciendo el efecto de atraer hacia sí lo que teme.

De este modo, la actitud de cada uno durante el período crucial de las calamidades será la medida para ser pesados a los fines de la propia salvación. Pero las fuerzas salvadoras más válidas son la fe y el amor. Esta actitud, además de ser protectora, atrae a las mejores energías para la acción positiva.

Llegará un momento en que las experiencias humanas habrán hecho comprender al hombre que el amor y la espiritualidad son el nivel más alto de la vida, ya que sólo amando a los otros como a sí mismo podrán ser resueltos automáticamente todos los problemas sociales de la vida de la Tierra. El amor es la fuerza divina que une a aquellos que están separados por el cerebro y por los egoísmos.

Por eso, una sociedad humana puede resistir sólo si está cimentada por el amor. Todo aquello que no lleve en sí la fuerza del renacer del amor, decae, ya que solamente el amor es vital. Los hombres que lo hayan comprendido, y solamente entonces, habrán realizado verdaderamente la propia salvación.

Elevada su conciencia a un grado superior, habrá armonía perfecta entre todo lo que vive, entre los hombres y en sus relaciones con los animales y con la Naturaleza. No hay diferencia en el plano del amor porque todo es creación divina, aún a niveles de vida distintos.

Al cesar los egoísmos, que en la actualidad y el pasado son la norma de la existencia, causa y origen de todos los conflictos, la Humanidad será verdaderamente una familia.

El verdadero fin de la evolución es el de hacer salir gradualmente el hombre de la animalidad para llevarlo al plano del espíritu. Esto ocurrirá para aquellos que sean merecedores de subir un nuevo escalón. De estos hombres emanará una luz nueva, precisamente esa que se llama espiritual, que es vibración más sutil. Ese don que la Humanidad de hoy todavía no ha desarrollado, la espiritualidad, será en cambio, propio de los hombres del mañana. La espiritualidad está por encima de la ciencia, de las emociones y de la inteligencia. Hoy solamente es de unos pocos, mientras que será cualidad preeminente en los hombres del Tercer Milenio.

La existencia continuará en ciclos siempre nuevos y alternos, renovados y a niveles distintos, en un movimiento de espiral y en un crescendo cada vez mayor que llevará al hombre cada vez más hacia lo alto.

La vida es eterna… y el Bien que es Ley, continuará siempre venciendo a las fuerzas negativas, sombras fugaces e ilusorias de la Gran Vida.

viernes, 24 de octubre de 2014

REALIDAD INTELIGENTE



Lo único bueno que tienen las fronteras son los pasos clandestinos. Da escalofríos sólo de pensar el que puede hacer una línea imaginaria trazada un día en la cama por un rey chocho o dibujada en la mesa por los poderosos, como quien juega al póquer. Recuerdo una cosa terrible que me contó un hombre. Mi abuelo fue lo peor que se puede ser en la vida. ¿Y pues, que hizo, matar?, le pedí. No, no. El abuelo paterno fue sirviente de un portugués. Estaba borracho de bilis histórica. Pues yo, le dije para hacerlo enfadar, si tuviera que escoger pasaporte, seria portugués. Pero, por suerte, esta frontera se irá desvaneciendo en su propio absurdo. Las fronteras verdaderas son las que mantienen a los pobres apartados del pastel.
¿Sabe? Yo soy un revolucionario, dijo de golpe, un internacionalista. De los de antes. De los de la Primera Internacional, si tanto me apura. Aún que se le haga extraño.
A mí, no me interesa la política, respondió Sousa con un reflejo instintivo. Me interesa la persona.
La persona, claro, murmuró Da Barca. ¿Ha oído, usted, hablar del doctor Nóvoa Santos?
No.
Fue una persona interesante. Expuso la teoría de la realidad inteligente.
Me sabe mal no conocerle.
No se preocupe. Casi nadie le recuerda, empezando por la mayoría de los médicos. La realidad inteligente, si señor. Todos dejamos escapar un hilo, como los gusanos de seda. Mordemos y nos disputamos las hojas de morera, pero este hilo, si se intercambia con otros, si se entrelaza, puede hacer un tejido precioso, una tela inolvidable.



MANUEL RIVAS, nace el 24  de octubre de 1957, en La Coruña.

miércoles, 22 de octubre de 2014

LA LEY DEL DHARMA



Dharma, es una palabra sánscrita que significa, propósito en la vida. La Ley del dharma dice que nos hemos manifestado bajo forma física para cumplir un propósito.
Esta ley tiene tres componentes:
El primero dice que cada uno de nosotros estamos aquí para averiguar que nuestro Yo verdadero es espiritual, que somos esencialmente seres espirituales que nos hemos manifestado bajo forma física. Debemos descubrir por nuestra cuenta que dentro de nosotros se encierra un dios o diosa en estado embrionario que quiere nacer para que podamos expresar nuestra divinidad.
El segundo componente dice que todo ser humano tiene un talento singular, que nadie en este planeta posee. Esto significa que hay algo dentro de usted que sabe hacer de una manera determinada mejor que el resto de humanos. Cuando expresamos ese talento singular, se pierde la noción del tiempo.
El tercer componente, es el servicio a la humanidad, más allá del ego. Servir a nuestro prójimo y preguntarnos, ¿Cómo puedo ayudar? en lugar de: ¿Qué gano yo con esto?. Este simple cambio interno de nuestro diálogo nos servirá para acceder al espíritu. a ese dominio de nuestra conciencia donde conocemos nuestra universalidad.


DEEPAK CHOPRA, nace el 22 de octubre de 1946, en Nueva Delhi (INDIA)