jueves, 30 de octubre de 2014

LOCURA TRANSITORIA



Estar enamorado no es amar, porque amar es un sentimiento y estar enamorado es una pasión.
Las pasiones, por definición, son emociones desenfrenadas, fuertes, absorbentes, intensas y fugaces como el destello de un flash, capaces de producir transitoriamente una exaltación en el estado anímico y una alteración de la conciencia del mundo del apasionado.
Este caos emocional tiene, lamentablemente y afortunadamente, una duración muy corta. Lamentablemente, porque mientras lo vivimos nos gustaría permanecer en la fascinante intensidad de cada una de las vivencias. Y afortunadamente porque, quizás, nuestras células explotarían si este estado se prolongara demasiado tiempo.
Inmerso en esa pasión perturbadora, nadie puede hacer otra cosa que no sea sentir, pensar o recordar a la persona de la cual está enamorado.
Se trata pues de un estado fugaz de descentramiento (uno cree que el centro de la vida de uno es el otro), una especie de locura transitoria que se cura sola y, en general, sin dejar secuelas.
Amar, en cambio, es fantástico porque, si bien no tiene la intensidad de las pasiones, posee una profundidad de la que el enamoramiento carece.



JORGE BUCAY, nace el 30 de octubre de 1949, en Buenos Aires




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