Si es verdad que el hombre es un animal, hay que
reconocer que es el único animal que mata, según dice, por amor.
Siempre son los hombres los que citan el romántico lema
del morir por amor. Los hombres siempre creemos que nos morimos de amor cuando
no hemos conseguido que la amada nos abra su cama. Pero, una vez conseguido
este objetivo que se encuentra en el disco duro de la masculinidad, entonces el
hombre –afortunadamente unos pocos, pero demasiados hombres- se cree capacitado
para sustituir el morir de amor por el matar de amor. Este es el fundamento de
la guerra sucia que los hombres de todas las culturas llevan a término desde
hace milenios, contra las mujeres.
Morir de amor es una metáfora de la seducción. Matar de
amor es una sangrienta realidad cuando la seducción ya es imposible.
Cuando el hombre justifica su asesinato por el amor,
termina asestando una nueva puñalada a la idea del amor, este amor que siempre
durará menos que el respeto mutuo que se deben los que ya no se quieren
demasiado.
JOAN BARRIL, muere
el 13 de diciembre de 2014, en Barcelona
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